La creciente desigualdad del ingreso es un tema central del debate público tanto en las economías avanzadas como en los países en desarrollo. La globalización, las reformas del mercado laboral y los avances tecnológicos —factores que tienden a favorecer a los trabajadores más calificados— son causas importantes de tal divergencia.
Autoridades y comentaristas por igual han expresado una profunda preocupación acerca de las consecuencias económicas y sociales del aumento persistente, y a menudo pronunciado, de la participación en el ingreso que captan los grupos de mayores ingresos. Muchos piensan que reducir esa desigualdad es crucial para promover un acceso más generalizado a las oportunidades económicas, sociales y políticas.
Cierta desigualdad es necesaria para incentivar la inversión y el crecimiento, pero una disparidad excesiva puede frustrar el crecimiento. Varios reconocidos expertos han sostenido recientemente que la creciente desigualdad de los ingresos fue un factor importante en la crisis financiera.
¿Cómo pueden las políticas públicas corregir esa gran desigualdad? En un reciente estudio del FMI examinamos las tendencias mundiales de la desigualdad del ingreso y el papel que pueden cumplir las políticas fiscales —de gasto público e impuestos— para reducirla.
Lea el artículo completo en la última edición de la revista Finanzas y Desarrollo.