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América Latina asume el desafío, por Anoop Singh, Director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional

Anoop Singh, Director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional
Publicado en Clarín
20 de noviembre de 2007

Este año marcó un hito en la historia de América Latina. Tal como se describe en la última edición de la publicación del FMI Perspectivas Económicas: Las Américas la región está pasando por el período más largo de crecimiento económico desde la década de los setenta. En Argentina, desde el 2002 la pobreza cayó a la mitad y la tasa de desempleo descendió a 8½ por ciento, resultando el programa del gobierno Jefes y Jefas de Hogar efectivo en conseguir estos logros. A nivel regional, al contrario de períodos anteriores, la actual fase de expansión económica generalmente se ha caracterizado por cuantiosos superávits en cuenta corriente y por mayor fortaleza en los fundamentos económicos.

Ha sido asimismo notable la capacidad de resistencia de la región ante la turbulencia que empezó en agosto. Hubo cierta volatilidad, pero la región en general resistió este shock externo sin sobresaltos, y las fluctuaciones en los flujos de capital fueron absorbidas por los tipos de cambio flexibles. La capacidad de resistencia de la región también es resultado de mejoras en los balances del sector público.

Claro que esto no significa que ahora América Latina sea inmune al contagio. La región sigue siendo muy sensible a una desaceleración brusca a escala mundial, a una mayor contracción de los mercados de crédito o a un empeoramiento de los términos de intercambio. Para resistir dichos riesgos, seria importante consolidar y ampliar las recientes mejoras macroeconómicas.

La política fiscal es un primer ámbito donde cabe actuar. El año pasado el aumento de los ingresos llevó a superávits primarios sin precedentes. Sin embargo, el gasto público ahora está creciendo a un ritmo bastante acelerado, y los saldos fiscales se deteriorarán si esa tendencia continúa. En vista de los aún altos niveles de deuda, los gobiernos deben encontrar un equilibrio entre las inversiones sociales y de infraestructura, y la reducción del endeudamiento.

Otro ámbito clave es la política financiera. En el último año el crédito de los bancos al sector privado creció a un promedio de casi 40%. Con el bajo nivel de intermediación en la región, este aumento no es necesariamente un problema. Pero los hechos recientes en los mercados financieros internacionales reflejan los riesgos de relajar las normas de crédito en busca de una rápida expansión, y resaltan la importancia de una supervisión diligente.

La política monetaria y cambiaria es el tercer ámbito crítico. En los últimos años se han desarrollado regimenes de política monetaria ágiles y flexibles, que se han adaptado bien a fluctuaciones externas e internas. Pero también es evidente que la inflación está subiendo en muchos países. Esto se debe en cierta medida a factores del lado de la oferta, como el alza mundial de los alimentos y los combustibles, pero también es sintomático de un entorno de crecimiento vigoroso. Hay que vigilar de cerca estas tendencias inflacionistas.

Varios países han experimentado apreciación en sus monedas. Esto se explica en parte por el debilitamiento del dólar de EE.UU., pero también por la positiva evolución económica en la región. El fortalecimiento de una moneda puede acarrear costos de transición, subrayando la importancia de avanzar en muchos otros frentes -como la tributación y el clima regulatorio y empresarial- con el fin de elevar la productividad y la inversión para garantizar que las economías de la región sigan siendo competitivas.

En resumen, la evolución de América Latina ha sido positiva. El crecimiento mundial sigue siendo relativamente vigoroso, los precios de los productos básicos se encuentran en niveles altos y los flujos financieros generalmente están contribuyendo a esa evolución favorable. Es muy probable que las condiciones mundiales no siempre sean tan propicias, y ahora es el momento apropiado para abordar las fuentes restantes de vulnerabilidad. Al mismo tiempo, los países no deben descuidar la tarea básica de fomentar la inversión y la productividad. Estos esfuerzos ayudarán a intensificar la batalla contra la pobreza y la desigualdad social en la región. El Fondo Monetario Internacional se mantiene plenamente dispuesto a jugar su papel con respecto a estos temas claves.

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