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Capítulo 4: ¿Permanecerán debidamente capitalizados los bancos?
Al inicio de la actual crisis debida a la COVID-19 los bancos contaban con niveles de capitalización mayores que los observados antes de la crisis financiera mundial de 2008-10, y las autoridades no han tardado en desplegar una batería de políticas para apuntalar la actividad económica y la capacidad de préstamo de los bancos. Sin embargo, la enorme magnitud del shock y el probable aumento de los incumplimientos entre las empresas y los hogares pueden ser problemáticos para la rentabilidad y las posiciones de capital de los bancos. Una simulación prospectiva de la trayectoria de los coeficientes de capital en una muestra de 350 bancos de 29 jurisdicciones, que representan el 73% de los activos bancarios mundiales, muestra que esos coeficientes disminuirían como consecuencia de la crisis de la COVID-19, pero que en promedio permanecerían holgadamente por encima de los mínimos regulatorios. No obstante, se observa heterogeneidad entre las regiones y dentro de ellas, y una cola débil de la distribución de los bancos, equivalente a 9,3% de los activos bancarios de la muestra, podría no cumplir con los requisitos mínimos de capital regulador en un escenario adverso. Las garantías públicas sobre préstamos y otras políticas específicas para bancos que modifican el cálculo de los coeficientes de capital ayudan a frenar la disminución de los coeficientes de capital declarados y reducen la incidencia de los déficits de capital bancario. Al considerar la duración de estas y otras medidas, las autoridades deben prestar atención a las disyuntivas intertemporales que implican, dado que las políticas que reducen los riesgos para la estabilidad financiera derivados de un shock transitorio pueden incrementar las vulnerabilidades relativas a la capacidad de los bancos para absorber pérdidas y el nivel general de endeudamiento si la crisis persiste. Las políticas que buscan limitar las distribuciones de capital y garantizar financiamiento adecuado para los programas de seguro de depósitos, así como los planes de contingencia que establecen la forma de responder a posibles presiones, ayudarían a hacer frente a las consecuencias de un escenario posiblemente adverso.