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Mantener la seguridad del sistema bancario ante la crisis del COVID-19

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Por Tobias Adrian y Aditya Narain

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Nos enfrentamos a una turbulencia económica con el potencial de ser más grave que la vivida durante la crisis financiera mundial. La pandemia del coronavirus es un tipo de shock diferente. Nunca antes las economías modernas se habían paralizado de un momento a otro. De una semana a otra, muchos trabajadores han perdido sus empleos y sus salarios. Restaurantes, hoteles y aviones se han vaciado. Y los consumidores y las empresas se enfrentan a grandes pérdidas de ingresos y a posibles quiebras generalizadas.

La presión sobre el sistema bancario está creciendo y es inminente el aumento de los incumplimientos de deuda. Y son muchos los que esperan un shock en el sector financiero de magnitud similar al de la crisis de 2008.

La cuestión en la mente de las autoridades económicas es cómo prepararse para esto.

Hace tan solo una década, las autoridades económicas aunaron esfuerzos a escala internacional en un ejercicio de coordinación sin precedentes para modernizar el marco regulatorio del sector financiero. Se elevaron de forma significativa las exigencias mínimas de calidad y cantidad de liquidez y capitalización bancarias y se consiguió crear un sistema bancario más resiliente, diseñado para mantener reservas por encima del mínimo que puede utilizarse de forma segura en condiciones de tensión.

Las autoridades nacionales están adoptando un gran número de medidas de apoyo fiscal; los bancos centrales están abriendo nuevas líneas de liquidez. ¿Cómo deben responder los supervisores bancarios para que continúe la confianza y seguridad en el sistema bancario?

Receta para el sistema bancario

Al igual que los expertos en salud pública, los supervisores bancarios están respondiendo a una situación extraordinaria y que evoluciona con rapidez. Los supervisores deben combinar las herramientas con las que cuentan para hacer frente a desastres naturales, eventos de riesgo operativo y episodios de tensión bancaria. Desde su lugar estratégico internacional, y basándose en la experiencia acumulada, el FMI puede ofrecer orientación adicional sobre el camino a seguir:

¿Será suficiente?

En pocas palabras, puede que sea demasiado pronto para decirlo. En este momento, las condiciones en muchos países son tan duras como las del escenario adverso de las pruebas de tensión que los reguladores bancarios suelen utilizar para evaluar la fortaleza de sus sistemas bancarios.

Y pueden empeorar.

Todo ello asume que la actividad económica puede recomenzar a finales de este año, aunque también tenemos que considerar escenarios más adversos. En circunstancias de presión más grave, tendremos que hacer un replanteamiento considerable de nuestro manual de estrategias. Podría ser necesario recapitalizar o incluso reestructurar algunos sistemas bancarios. El FMI cuenta con una amplia experiencia en brindar asistencia a los países en la reconstrucción de sistemas bancarios en dificultades mediante sus programas de asistencia técnica, y estará preparado para ayudar.

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