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El calentamiento del planeta está haciendo subir el nivel del mar, generando fenómenos meteorológicos más extremos como huracanes, sequías e inundaciones, y creando otros riesgos para el clima mundial, como el colapso irreversible de las capas de hielo.
Estas son cinco maneras en las cuales el FMI ayuda a los países a avanzar sus estrategias como parte de los compromisos asumidos en el marco del Acuerdo de París sobre el cambio climático suscrito en 2015.
El FMI brinda asesoramiento práctico sobre la concepción de políticas fiscales dedicadas a mitigar el cambio climático. Estamos elaborando herramientas en forma de hojas de cálculo para ayudar a los países a evaluar las emisiones y el impacto fiscal y económico más amplio de la tarifación de las emisiones de carbono, así como los pros y los contra de otros instrumentos de mitigación como impuestos específicos sobre determinados combustibles, el comercio de derechos de emisión y los incentivos para la eficiencia energética.
Por ejemplo, nuestra la evaluación anual de la salud económica de China mostró que un impuesto sobre el carbono —o sencillamente sobre el uso del carbón— sería significativamente más eficaz para reducir las emisiones y la contaminación atmosférica local que los sistemas de comercio de emisiones que no abarcan las de los vehículos ni las de los edificios, y a la vez generaría un ingreso fiscal sustancial.
Asimismo, de acuerdo con un estudio que se publicará próximamente, una tarifa de $70 por tonelada de emisión de dióxido de carbono en 2030, que haría subir el precio de la gasolina aproximadamente 60 centavos por galón y empujaría el precio del carbón a más del triple, sería más que suficiente para cumplir con los compromisos de mitigación de algunas economías avanzadas y de mercados emergentes como China, India, Indonesia y Sudáfrica. Ese precio sería casi suficiente en algunos países como Turquía y Estados Unidos, pero estaría muy por debajo de lo que necesitan Australia, Canadá y algunos países europeos.
Estas diferencias en lo que puede lograr un precio de $70 respecto de los compromisos de mitigación reflejan tanto diferencias en el rigor de esos compromisos como en la sensibilidad de los combustibles y las emisiones a la tarifación. Por ejemplo, las emisiones tienden a ser más sensibles a la tarifación en los países que usan mucho carbón, como China, India y Sudáfrica.
De acuerdo con estimaciones del FMI, una tarifación eficiente de la energía habría reducido las emisiones mundiales de carbono en más de 20% en 2013, y las muertes provocadas por la contaminación atmosférica que causan los combustibles fósiles en más de 50%, generando al mismo tiempo una recaudación fiscal equivalente a 4% del PIB.
Los estudios sobre las reformas de numerosos países realizados por el FMI destilan los ingredientes de una buena reforma. Un ingrediente especialmente importante es la compensación ofrecida a los hogares de bajo ingreso, que por lo general requiere una fracción pequeña del ingreso fiscal que genera la reforma. Analizamos las reformas de los precios de la energía como parte de nuestra evaluación anual de la economía de un país, así como en la labor de asistencia técnica realizada con países como Arabia Saudita , Jordania y Emiratos Árabes Unidos, y en nuestros cursos y talleres.
Las evaluaciones de la política sobre cambio climático, que hasta el momento se han llevado a cabo en Belice, Seychelles y Santa Lucía, abordan los planes de mitigación y adaptación de los países, sus estrategias de control del riesgo y el financiamiento, y ponen en evidencia lagunas en las cuales necesitan inversión, otras políticas o ayuda para fortalecer su capacidad de lucha contra los efectos del cambio climático.
El FMI también está contribuyendo a la cuantificación de los riesgos económicos en los países vulnerables. Por ejemplo, estimamos que el costo anual de las catástrofes naturales en los países de bajo ingreso asciende a alrededor de 2% del PIB; o sea, el cuádruple del impacto que sufrirían economías más grandes.
El FMI brinda financiamiento para ayudar a los países a responder a las catástrofes naturales y a los fenómenos de índole climática. Por ejemplo, durante la crisis del Ébola que padeció en 2015 África occidental, establecimos un fondo fiduciario para brindar alivio de la deuda a los países pobres golpeados por catástrofes naturales. El FMI incrementó casi al doble el monto que pueden tomar en crédito los países tras una catástrofe natural grande.
El cambio climático tiene numerosas dimensiones y estamos abordándolas a nivel de toda la institución en colaboración con el Banco Mundial y otros organismos internacionales, tanto en el análisis de las políticas como en el asesoramiento y el fortalecimiento de las capacidades.
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