Credit: Calles congestionadas en Dhaka, Bangladesh. En un tercio de los países de bajo ingreso, entre ellos Bangladesh, el déficit público financia la inversión en infraestructura, que es muy necesaria (foto: Motoya Taguchi/Jiji Press/Newscom).

La gestión de las vulnerabilidades de la deuda en los países de bajo ingreso y en desarrollo

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En algunos de los países más pobres del mundo la deuda pública está alcanzando niveles peligrosos, según muestra un nuevo informe del FMI. El informe analiza los avances y las perspectivas macroeconómicas de los países de bajo ingreso, que representan una quinta parte de la población del mundo, pero solo el 4% del producto mundial.

El informe se centra no solo en el aumento de la deuda pública, sino también en el cambio en la composición de los acreedores. Debido a este cambio, el informe también hace hincapié en la importancia de que los acreedores oficiales colaboren entre sí para encontrar formas de asegurar una coordinación eficiente en el caso de futuras reestructuraciones de la deuda.

Los factores que determinan la acumulación de la deuda varían según los países. Entre ellos están los shocks —la fuerte caída de precios de las materias primas de 2014 que afectó a los ingresos presupuestarios de los exportadores de estos productos, las catástrofes naturales como la epidemia del ébola, los conflictos civiles— así como el nivel elevado de gasto público no destinado a financiar inversiones públicas productivas. La abundancia de liquidez mundial incidió de forma importante al facilitar la obtención de préstamos y permitir el aumento de la deuda en los países de bajo ingreso. En nuestro estudio se insta a los deudores, los prestamistas y la comunidad internacional a tomar acción.

La deuda pública está creciendo

En la mayoría de los países de bajo ingreso, el déficit presupuestario ha venido aumentando en la presente década: un 70% de los países de bajo ingreso tuvieron un déficit público más elevado en 2017 que durante 2010-14. En el caso de los países exportadores de materias primas, la caída del ingreso contribuyó al aumento del déficit, pero en otros países el factor más importante fue el aumento del gasto. Para el país promedio, los niveles de deuda pública aumentaron del 33% del PIB en 2013 al 47% del PIB registrado el año pasado.

La acumulación actual de deuda pública se produce tras el período de bajos niveles de deuda y sólido crecimiento subsiguiente a las medidas adoptadas por la comunidad internacional para condonar la mayor parte de la deuda de los países pobres muy endeudados a través de la Iniciativa para los Países Pobres Muy Endeudados (PPME) y la Iniciativa para el Alivio de la Deuda Multilateral, que brindaron a los países más recursos para gastar en inversión y educación.

Un mayor nivel de déficit público y de deuda no es necesariamente un factor negativo. Los préstamos solicitados para pagar inversiones en infraestructura pueden fomentar el crecimiento a largo plazo, lo que a su vez genera ingresos para pagar el aumento de la deuda.

De hecho, en casi un tercio de los países de bajo ingreso en que el déficit aumentó, como Bangladesh, Kenya, Madagascar, Moldova y Nicaragua, la inversión creció por lo menos en igual medida. Pero en la mayoría de los casos, el crecimiento de la inversión fue inferior al aumento del déficit y en la mitad de los casos en realidad disminuyó. Por ende, parecería que en una porción considerable de países el aumento de la deuda ayudó a financiar la inversión solo hasta cierto punto.

Crece la amenaza de crisis de la deuda

Aunque su deuda ha aumentado, más de la mitad de los países de bajo ingreso continúan teniendo un riesgo bajo o moderado de incumplimiento de sus obligaciones de servicio de la deuda. No obstante, la porción de países con riesgo elevado de sobreendeudamiento, por ejemplo Ghana, la República Democrática Popular Lao y Mauritania, o que ya tienen dificultades para cumplir plenamente sus obligaciones de deuda, casi se duplicó desde 2013 y llega al 40%.

El FMI prevé una ligera estabilización de la acumulación de la deuda en los próximos años. Sin embargo, esta previsión se basa en parte en países que están realizando un ajuste fiscal y aplicando ambiciosos programas de reformas económicas para obtener mejores resultados económicos. Es sumamente importante que los países pongan en práctica estas reformas porque, de lo contrario, es probable que continúe el proceso de acumulación de deuda.

Un nuevo conjunto de prestamistas e insuficiencia de los datos

Hay dos cuestiones que amplifican los riesgos derivados del elevado nivel de deuda pública en los países de bajo ingreso.

En primer lugar, ha habido un cambio significativo en la composición de la deuda desde que finalizó la Iniciativa para los Países Pobres Muy Endeudados y la Iniciativa para el Alivio de la Deuda Multilateral, lo que ha incrementado los costos del servicio de la deuda y dificultado su resolución.

Los deudores se han alejado de los acreedores oficiales tradicionales como las instituciones multilaterales y los miembros del Club de París, un grupo integrado por los principales países acreedores organizados para ofrecer la reprogramación o la reducción de la deuda a países deudores que enfrentan dificultades de pago. En cambio, se han inclinado por acreedores oficiales bilaterales que no integran el Club de París, la emisión de bonos soberanos, otros prestamistas comerciales extranjeros y fuentes internas de financiamiento, principalmente bancos.

Las nuevas formas de crédito privado suelen tener vencimientos más cortos y tasas de interés más altas, lo que redunda en una mayor carga de servicio de la deuda para el país deudor y un mayor riesgo de refinanciamiento al vencimiento. Además, estos acreedores, a diferencia de los miembros del Club de París, no cuentan con mecanismos de coordinación con otros acreedores, lo cual probablemente dificulte cualquier resolución de la deuda que fuera necesaria.

En segundo lugar, una determinación fiable de las vulnerabilidades de la deuda requiere datos completos, de los que no suele disponerse para los países de bajo ingreso.

Un tercio de los países de bajo ingreso no declara información sobre las garantías del Estado para la deuda de las empresas públicas, menos de uno de cada diez países informa sobre la deuda de dichas empresas, y es muy poco frecuente que se brinde información sobre los riesgos de las asociaciones público-privadas. Eventualmente, todos estos pasivos pueden convertirse rápidamente en deuda pública en caso de sobreendeudamiento.

¿Hay riesgo de una nueva crisis de la deuda?

Varios países, como por ejemplo Chad, Mozambique y la República del Congo, ya experimentan dificultades para el pago de la deuda, y algunos están intentando reestructurarla. ¿Es posible detener esta tendencia de los países de bajo ingreso hacia el sobreendeudamiento?

A fin de ayudar a contener las vulnerabilidades de la deuda en los países de bajo ingreso, los países deudores, los prestamistas y las instituciones internacionales deben trabajar juntos.

Los países de bajo ingreso deben ser prudentes al contraer nueva deuda, ocupándose más de atraer inversión extranjera directa y estimular la recaudación interna. Sus planes de inversión deberían centrarse en proyectos que tengan tasas de rendimiento altas y convincentes. Además, deben mejorar su sistema de notificación de la deuda para permitir un correcto seguimiento de la evolución la misma.

Los prestamistas deberían evaluar el efecto de los nuevos préstamos en la posición deudora de los prestatarios antes de proporcionar recursos a los países. Si se debe llevar a cabo una reestructuración de la deuda, es esencial la resolución oportuna de la misma para reducir los costos tanto del deudor como de los acreedores. La resolución oportuna en general exige una coordinación eficiente entre los acreedores. Por lo tanto, sería conveniente que los acreedores oficiales celebraran acuerdos previos sobre las “reglas de juego” generales que incluyan los principios para intercambiar información y los mecanismos de distribución de la carga. Asimismo, los donantes deberían reforzar su apoyo a los países de bajo ingreso.

Por su parte, el FMI:

A través de esta labor conjunta, ayudaremos a los países de bajo ingreso a buscar estrategias de endeudamiento que promuevan el desarrollo y, a la vez, garanticen la sostenibilidad de la deuda. De este modo, también podremos asegurar que el 20% de la población mundial que vive en los países de bajo ingreso pueda participar en la recuperación mundial en curso.