(Versión en English)
El más reciente examen del FMI sobre la economía de Estados Unidos destaca la capacidad de resistencia del país ante la volatilidad del mercado financiero, la fortaleza de dólar y la debilidad de la demanda mundial. Pero el informe también cita desafíos a largo plazo que inciden en el crecimiento, como la creciente polarización del ingreso.
Desde la década de 1970, el número de hogares de ingreso mediano de Estados Unidos ha venido contrayéndose como porcentaje del total. El resultado ha sido una creciente polarización del ingreso. En las tres primeras décadas de ese período, la polarización consistió más en un ascenso de los hogares a las categorías de mayor ingreso. Pero desde 2000, más hogares de ingreso mediano en lugar de subir han descendido a segmentos de ingresos más bajos. Al sumar el estancamiento del ingreso real, se observa que la polarización ha tenido un impacto negativo en la economía que ha frenado el principal motor de crecimiento de Estados Unidos: el consumo. Según el análisis que se presenta en nuestro nuevo estudio, en el período 1998–2013 la economía estadounidense ha perdido el equivalente a más de un año de crecimiento del consumo debido al aumento de la polarización.
La importancia de los hogares de ingreso mediano
En la antigua Grecia, Aristóteles señaló que “la comunidad política más perfecta es aquella en que la clase media tiene el control, y supera en número a las otras clases”. Han pasado 2000 años desde entonces y la mayoría de las personas seguirían estando de acuerdo con esa idea. Pero a pesar de ello, y salvo algunos estudios de la década de 1980 y unas pocas contribuciones más recientes, los economistas no han documentado puntualmente los avances logrados por los hogares de ingreso mediano, sus patrones de consumo y otros comportamientos económicos. Se necesitan más análisis sobre las políticas económicas que podrían afectar a los hogares de ingreso mediano al incentivar la movilidad ascendente de los grupos de bajo y mediano ingreso. Parte del problema es que no hay convenciones fijas sobre la forma más adecuada de definir los hogares de ingreso mediano.
En nuestro estudio procuramos abordar algunas de estas cuestiones y dar un impulso a esta línea de investigación empírica, centrando la atención específicamente en el ascenso o descenso de los hogares de ingreso mediano en la escala de ingresos, y en los efectos económicos de esos desplazamientos. La desigualdad del ingreso ha acaparado la atención, pero la polarización del ingreso aún no ha sido objeto de mucho estudio. Hay una diferencia conceptual y cualitativa entre los dos conceptos: la polarización del ingreso mide el desplazamiento desde la mitad de la distribución del ingreso hacia los extremos; la desigualdad del ingreso, en cambio, mide la separación entre esos dos extremos, es decir, la brecha que existe entre los grupos de ingreso bajo e ingreso alto.
Tendencia preocupante
Los hogares de ingreso mediano sirven como punto de referencia en cualquier debate sobre la polarización del ingreso, y por lo tanto deberían estar claramente definidos. En el presente estudio, los hogares de ingreso mediano son aquellos cuyo ingreso real se sitúa entre 50% y 150% de la mediana del ingreso. Los hogares con ingresos por debajo de ese rango se consideran de ingreso bajo, y los que tienen ingresos por encima de ese rango se consideran de ingreso alto. El gráfico 1 muestra que la proporción de hogares de ingreso mediano en la población se ha reducido de alrededor de 58% del total en 1970 a 47% en 2014. Ese cambio representa, en parte, progreso económico, ya que aproximadamente la mitad de estos hogares han logrado ascender en la curva de distribución del ingreso, mientras que la otra mitad ha descendido. Pero las tendencias a largo plazo ocultan el deterioro de las tendencias desde el comienzo del actual siglo. Mientras que en 1970–2000 un mayor número de hogares de ingreso mediano subieron en la escala en lugar de bajar, desde 2000 tan solo un cuarto de un 1% de los hogares han ascendido en la escala de ingresos, frente a un pasmoso 3¼% de hogares que han descendido en dicha escala (de la categoría media a la baja).
Estas tendencias de polarización son robustas si se utilizan distintos puntos de corte para definir la categoría de hogares de ingreso mediano. Además, si se excluyen los hogares en el 1% más alto de la distribución del ingreso o si el análisis se efectúa en función de diferentes edades, razas o niveles educativos, el resultado sigue siendo el mismo.
Sería importante analizar no solo las tendencias de polarización sino también las proporciones del ingreso de los diferentes grupos, como indicador indirecto de sus ponderaciones relativas en la economía. En el gráfico 2 se puede observar que las proporciones de ingreso también presentan una tendencia similar a la de la polarización. La proporción del ingreso de los hogares de ingreso mediano, que era de alrededor del 47% del ingreso total en 1970, ha disminuido a aproximadamente 35% en 2014. Esta reducción de la renta de los hogares de ingreso mediano guarda correspondencia con el aumento de la proporción del ingreso de los hogares de ingreso alto. Mientras tanto, la proporción del ingreso de los hogares de ingreso más bajo ha permanecido estancada a lo largo de todo el período en alrededor de 5% del ingreso nacional total. El escaso aumento de los salarios en años recientes —debido en parte a la lenta recuperación pero también al menor dinamismo en el mercado laboral— es otro factor que ha contribuido a estas tendencias.
Las consecuencias macroeconómicas de la creciente polarización
La polarización del ingreso, en la medida en que empuja desproporcionadamente a los hogares hacia el segmento inferior de la distribución del ingreso, puede tener repercusiones sociales y políticas negativas y ser considerada sencillamente como una circunstancia injusta.
Pero la polarización también puede acarrear importantes consecuencias macroeconómicas. Los hogares de ingreso bajo y mediano gastan una proporción mucho más grande de su ingreso que los hogares de ingreso alto; en la jerga de los economistas, los hogares de ingreso bajo y mediano tienen una mayor propensión marginal al consumo. Por lo tanto, cualquier pérdida de ingreso en estos dos grupos tiene el potencial de reducir el consumo agregado de la economía de Estados Unidos. Dado que los grupos de ingreso más alto tienen una menor propensión al consumo, estos solo pueden contrarrestar la situación en forma parcial.
Y por si fuera poco, los datos indican que, si se tienen en cuenta los niveles de ingreso, la capacidad de respuesta del consumo a los aumentos del ingreso en la mayor parte de la distribución del ingreso se ha debilitado en años recientes, lo cual ejerce una presión a la baja sobre el consumo. Se estima que, combinados, estos efectos se traducen en una pérdida de aproximadamente 3½ puntos porcentuales del consumo de Estados Unidos durante 1998–2013, lo que equivale a más de un año del crecimiento del consumo total.
En resumen, la polarización del ingreso en Estados Unidos ha aumentado significativamente desde la década de 1970. Si bien en un inicio más hogares de ingreso mediano ascendieron en la escala de ingresos en lugar de descender, desde el año 2000 la mayor parte de la polarización se ha concentrado en el extremo inferior de la escala de ingresos. Estas tendencias, además de las tendencias de desigualdad del ingreso que están bien documentadas, han provocado una contracción de la proporción del ingreso de los hogares de ingreso mediano. Esto tiene importantes implicaciones macroeconómicas y exige que se preste más tención al fenómeno y que se intensifiquen los análisis en los próximos años. Se necesitan más estudios para comprender las causas fundamentales de la polarización del ingreso, así como para formular políticas que contrarresten la tendencia, garanticen una mejora de los niveles de vida para la mayor parte de la población a lo largo del tiempo y aborden las consecuencias sociales y macroeconómicas de la polarización hacia el segmento inferior de la distribución del ingreso.