Los pronósticos sobre el crecimiento del PIB real están recibiendo mucha atención en los medios. No obstante, para una persona común es más importante saber cómo el crecimiento se traduce en empleos. Lamentablemente, las proyecciones de crecimiento mediocre de los últimos años pueden redundar en una perspectiva preocupante en relación con el empleo, en especial para los países exportadores de petróleo y la región de América Latina y el Caribe.
La situación general
El gráfico 1 muestra un indicador de la tasa de desempleo mundial, sobre la base de datos de 116 países, de los cuales 37 países se clasifican como “avanzados” (un término utilizado en Perspectivas de la economía mundial del FMI –informe WEO, por sus siglas en inglés– para referirse a los países de alto ingreso), mientras que los 79 restantes son economías emergentes y en desarrollo (para abreviar, nos referimos al grupo como “economías emergentes”).
La tasa de desempleo en las economías avanzadas se redujo en los últimos años, con un declive marcado en Estados Unidos y un ritmo más lento en la zona del euro. Se espera que esa tendencia se mantenga.
En contraste, se espera un aumento de la tasa de desempleo en las economías emergentes durante este año. Gran parte del aumento se registraría en países en los que las exportaciones de petróleo representan un porcentaje elevado de los ingresos por exportaciones. Como se observa en el gráfico 2, se prevé que la tasa de desempleo de este grupo llegue al 8,4% este año: 1 punto porcentual por encima de la estimación del año pasado.
Panorama en América Latina
Si observamos las distintas regiones, la región de América Latina y el Caribe, en particular, enfrenta un aumento claro de la tasa de desempleo (gráfico 3). En 2016, se prevé que el desempleo de la región sea de casi un 8%, más de 2 puntos porcentuales por encima del nivel de hace dos años. Este aumento abrupto responde a las recesiones de las economías grandes de la región, como Brasil. En otras regiones, muchas economías registran un crecimiento moderado, lo que limita el deterioro del mercado laboral (véase Perspectivas económicas: Las Américas del FMI).
Estos aumentos de la tasa de desempleo implican que miles de personas perderán su trabajo en la región. La caída del empleo en los casos de Venezuela, Brasil y Argentina se muestra en el gráfico 4. En Brasil, se espera que la pérdida de empleo correspondiente al período 2014–16 afecte a más de 2 millones de personas.
Mayor debilidad bajo la superficie
Como señala el informe sobre la región del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) de 2016, esta perspectiva sombría para los mercados laborales llega tras una década de avances, en la que más de 50 millones de personas lograron salir de la pobreza, disminuyó la desigualdad y se redujo significativamente la proporción de trabajadores informales.
El año pasado, todo indicaba que los mercados laborales conservaban la solidez, a pesar de la desaceleración del crecimiento en la región. No obstante, como se advirtió en un blog del FMI en ese momento, “los mercados laborales no son tan sólidos como se cree”, y había datos empíricos que mostraban “debilidad bajo la superficie”. Como las perspectivas de crecimiento volvieron a reducirse desde entonces, las proyecciones para el mercado laboral ya son mucho más preocupantes.
Tanto el BID como el FMI señalan que el vínculo entre crecimiento y empleo varía considerablemente entre los países de la región. El gráfico 5 muestra, para los países de la región, lo que se conoce como coeficiente de Okun: la relación histórica estimada entre el empleo y el crecimiento del PIB. En los tres países con los aumentos del desempleo más importantes —Argentina, Brasil y Venezuela—, el vínculo es razonablemente claro, en comparación con otras economías emergentes. En Brasil y Venezuela, un aumento de 1 punto porcentual del crecimiento implica una disminución de 0,2 puntos porcentuales de la tasa de desempleo; en Argentina, el impacto es de aproximadamente la mitad.
Volver al trabajo
Por consiguiente, para restaurar los mercados laborales de la región de América Latina y el Caribe es necesario recuperar un crecimiento más sólido, además de aplicar medidas focalizadas para abordar las barreras a la creación de empleos en el sector privado, que pueden variar entre países. En particular, sería útil ofrecer asistencia a los que buscan trabajo a través de una combinación de servicios de contratación, recapacitación y —en algunos casos— subsidios para promover el empleo en el sector formal.
A corto plazo, la presencia de grandes sectores informales puede amortiguar el aumento de las tasas de desempleo en el sector formal. No obstante, es probable que la transición hacia el sector informal se asocie con pérdidas de salario a corto plazo y, si persiste, con una pérdida de aptitudes y de la capacidad de pasar al sector formal. Por ende, se necesita una solución más duradera para el problema del desempleo emergente en la región.