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Es importante que los macroeconomistas y los expertos del sector financiero intercambien opiniones, ya que esa comunicación ayuda no solo a detectar y medir riesgos sistémicos sino también a coordinar y aplicar políticas macroprudenciales, es decir, las reglas que reducen la inestabilidad en el sistema financiero en general.
La creación de comités de estabilidad financiera, inclusive en América Latina, ha brindado un foro precisamente para eso, para aunar esfuerzos con el fin de intercambiar información sobre la evolución de los riesgos, crear herramientas de supervisión y mitigación, y definir la autoridad ejecutiva, la rendición de cuentas y la comunicación al público en general. Pero la estructura institucional y de gobierno de estos consejos difiere de un país a otro.
En una conferencia reciente celebrada en Lima, Perú —organizada por el FMI y el Banco Central de Reserva del Perú—, expertos de países avanzados se reunieron con reguladores de América Latina que han establecido comités de estabilidad financiera para intercambiar experiencias y analizar las primeras conclusiones acerca de las funciones y la estructura de gobierno de estos comités.
Estructuras diferentes
Los comités de estabilidad financiera están integrados por las principales partes interesadas —bancos centrales, ministerios de hacienda y supervisores financieros— pero las estructuras de gobierno de cada comité difieren según el país. Estas diferencias se derivan de los mecanismos vigentes (antes de la crisis), las diferentes ventajas comparativas de otras políticas (monetarias, microprudenciales) y limitaciones jurídicas e institucionales. Los bancos centrales desempeñan un papel crucial en la coordinación de los mandatos de estabilidad, debido a sus conocimientos, credibilidad e independencia, pero en muchos países es el ministerio de Hacienda el organismo que lleva la iniciativa en vista de su función en el proceso presupuestario y legislativo. El debate sobre la estructura de gobierno óptima aún no ha sido zanjado entre los profesionales de este ámbito.
En dos países de América Latina —Chile y México— el ministerio de Hacienda preside el comité de estabilidad financiera, pero el banco central cumple una función importante como asesor o como eje de la labor analítica. Brasil, en cambio, ha seguido un modelo más similar al del Reino Unido, con un comité dentro del banco central que se dedica exclusivamente a coordinar las actividades de todas las entidades supervisoras. Además de intercambiar datos y realizar estudios analíticos, estos comités podrían contar con facultades más amplias, como la de exigir a las entidades que “cumplan o expliquen” por qué no se han cumplido las recomendaciones del comité, lo cual incrementaría la transparencia y reforzaría la rendición de cuentas.
Politicas monetaria y macroprudencial
Otro aspecto abordado en la conferencia fue la interacción entre las políticas monetaria y macroprudencial. En principio, muchos participantes se mostraron a favor de la separación de las dos políticas, salvo cuando un sólido análisis costo-beneficio demuestre las ventajas de que la autoridad monetaria actúe contra una tendencia de (in)estabilidad financiera. Por ejemplo, la aplicación temprana de una política monetaria más restrictiva para contener aumentos del endeudamiento de los hogares puede entorpecer una recuperación económica, ya que los costos de un aumento del desempleo anularían los beneficios marginales de una reducción del endeudamiento. Pero formular o estimar estos costos es una tarea muy complicada, y el resultado puede ser la inacción o la toma de medidas excesivas (como sucedió en Suecia no hace mucho). El desarrollo de aptitudes analíticas para realizar este tipo de estudios es crucial para la eficacia de estos comités.
En términos más generales, como ambas políticas afectan las condiciones financieras, y como estas aptitudes analíticas quizá escaseen en los mercados emergentes, es posible que en algunos países esté justificada una coordinación más estrecha entre las políticas macroprudencial y monetaria.
Conclusiones principales
El debate y las presentaciones sobre la experiencia de América Latina arrojaron tres cuestiones de importancia clave:
- En primer lugar, hay inquietudes en torno a la incertidumbre jurídica de las medidas adoptadas por los comités de estabilidad financiera y cómo esto afecta a los titulares de organismos que deben ceñirse a sus propios marcos jurídicos. Por lo tanto, para evitar esta incertidumbre resulta crucial definir claramente los objetivos, los mandatos y las facultades de los miembros de los comités.
- En segundo lugar, la mayoría de los comités de estabilidad financiera centran su atención en las políticas macroprudenciales y no tienen una función bien definida en lo que se refiere a la resolución de crisis o cuando la estabilidad financiera se ve amenazada, en tanto que el público tiende a identificar la función de los comités más con las crisis que con los períodos de normalidad.
- En tercer lugar, desde el punto de vista de los mercados emergentes, cuestiones como el impacto de la volatilidad de los flujos de capitales, los tipos de cambio y la dinámica de los precios de los activos en los balances y la estabilidad financiera exigen que los bancos centrales desempeñen un papel preponderante, incluso si dentro de los comités la iniciativa la lleva el ministerio de Hacienda.
Al margen del diseño institucional, es esencial asegurar la interacción entre macroeconomistas y expertos del sector financiero. Más conversaciones y debates sobre estas cuestiones pueden contribuir al desarrollo de instituciones idóneas para lograr la estabilidad financiera.