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Los precios del petróleo y las finanzas públicas: Un arma de doble filo

(Versión en English)

En los últimos seis meses, la caída en picada de los precios del petróleo provocó movimientos vertiginosos en las finanzas públicas. Los precios cayeron alrededor del 45% desde septiembre (véase la edición de abril de 2015 de Perspectivas de la economía mundial, informe WEO), provocando una gran disminución de los ingresos de los países exportadores de petróleo y proporcionando ingresos imprevistos a los países importadores. ¿Qué efecto tuvo la caída de los precios del petróleo en las finanzas públicas, y cómo deben adaptarse importadores y exportadores a esta nueva situación?

En la edición de abril de 2015 de Fiscal Monitor, sostenemos que la caída de los precios del petróleo ofrece una oportunidad única para poner en marcha reformas profundas de los subsidios e impuestos a la energía que generen ahorros, mejoren las finanzas públicas y estimulen el crecimiento económico a largo plazo.

Un arma de doble filo

Entre los exportadores de petróleo, se prevé que la caída de los precios reduzca sus ingresos un 4% del PIB en promedio en 2015. Esto se observa en el marcado deterioro de los saldos fiscales que prevemos ahora para los exportadores en 2015 (véase el gráfico 1). Al mismo tiempo, los importadores de petróleo se ven beneficiados, pero de manera muy diversa entre las distintas regiones (véase el gráfico 2).

Los efectos fiscales para los importadores dependen de si regulan los precios internos de la energía. Si lo hacen y dejan los precios internos intactos, por ejemplo, se reduce la suma que necesitan para pagar los subsidios de energía, puesto que los gobiernos reciben ingresos imprevistos. En un país importador de petróleo típico, prevemos que alrededor de un tercio de la caída de los precios del petróleo se traslade a los consumidores, y dos tercios, al gobierno. En ese escenario, el ahorro fiscal se estima en alrededor de 1% del PIB para 2015.

Exportadores de petróleo: Cómo desafilar la hoja

Los exportadores de petróleo cuyos gobiernos acumularon activos financieros considerables (una vez deducida la deuda pública), como los países del Consejo de Cooperación del Golfo y Noruega, pueden utilizarlos para mitigar el impacto del shock a corto plazo. Otros permiten que su moneda se debilite a fin de compensar parcialmente la reducción del ingreso petrolero en moneda extranjera. Dada la magnitud del shock, la mayoría tendrá que reducir el gasto público para alcanzar una posición fiscal sostenible.

Puesto que es posible que los precios del petróleo se mantengan bajos durante un período extenso, es recomendable concentrarse en las reformas a largo plazo. Eso implicará estimular la base de ingresos no provenientes del petróleo, mejorar la gestión de recursos naturales e incrementar la eficiencia del gasto público. Además, los países necesitarán marcos fiscales más fuertes para lidiar con los altibajos de los precios de las materias primas y los ingresos. Se trata de un importante desafío, y este tema se analizará más a fondo en la edición de octubre de 2015 de Fiscal Monitor.

Aprovechar el momento

Tanto los importadores como los exportadores de petróleo tienen una oportunidad histórica de aprovechar la caída de los precios del petróleo para iniciar el proceso de reforma de los subsidios e impuestos a la energía. Lograr un precio justo en materia de energía ayudaría a racionalizar su consumo y a reducir sus efectos adversos en el medio ambiente. En las economías de mercados emergentes y en desarrollo, un mayor avance en las reformas de los subsidios e impuestos a la energía podría ampliar el margen para gastos que estimulen el crecimiento: en educación, salud e infraestructura, y en programas para los pobres. En las economías avanzadas, podrían reducirse los impuestos laborales con el respaldo de impuestos más altos a la energía.

Muchos países ya están dando pasos audaces en esta dirección. Como se analiza en Fiscal Monitor, recientemente más de 20 países tomaron medidas para reducir o eliminar los subsidios a la energía, como Angola, Egipto, India, Indonesia y Malasia. Muchos de estos países adoptaron las prácticas óptimas expuestas en el estudio Energy Subsidy Reform: Lessons and Implications (Reforma de los subsidios a la energía: Lecciones e implicaciones) para comunicar el plan de reforma al público, explicar sus beneficios y aplicar medidas de mitigación para los pobres.

Estos países constituyen un ejemplo. La baja inflación y los bajos precios del petróleo crean un entorno favorable para el éxito de reformas ambiciosas de los subsidios e impuestos a la energía. ¡Este es el momento de llevarlas a cabo!