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Una realidad no tan dura: Ideas erradas sobre el FMI y el gasto social

(Versión en English)

Muy a menudo se afirma que los programas que el FMI respalda en los países de bajo ingreso dañan a los más desprotegidos porque obligan a recortar el gasto social. Esa es una idea errada. Nuestro estudio concluye que, por el contrario, los programas respaldados por el FMI estimulan el gasto en educación y atención de la salud en los países de bajo ingreso mientras dura la participación del FMI.

Las cifras hablan por sí solas

Nuestro análisis se basa en el gasto público en educación y atención de la salud de 140 países entre 1985 y 2009. El conjunto de datos es el más amplio jamás preparado para analizar esta cuestión. Los resultados muestran los efectos beneficiosos para el gasto social en los países con programas del FMI en varios sentidos.

Primero, el aumento del gasto social se aceleró en los países con programas del FMI en comparación con los países sin programas, y sobre todo en los países de bajo ingreso con programas (véase el gráfico). Así ocurrió con el gasto social en relación con el PIB y como porcentaje del gasto público total, así como con los aumentos del gasto social per cápita ajustado por la inflación.

 

 

Segundo, los beneficios del gasto social se han acelerado con el correr del tiempo en los países de bajo ingreso.

Obviamente, los programas respaldados por el FMI no son los únicos determinantes del gasto social de un país. Entran en juego muchos otros factores, como la estructura de la población por edades, los niveles de ingreso y las condiciones macroeconómicas. Una evaluación justa del impacto de los programas respaldados por el FMI en este gasto debe tener en cuenta estos factores.

Usando técnicas estadísticas que destilan el impacto de un programa respaldado por el FMI, aislado de estos otros factores, observamos nuevamente que los programas respaldados por el FMI tienen un efecto positivo, e incluso más profundo, en la tasa de aumento del gasto social de los países de bajo ingreso. Por ejemplo, en un período de cinco años con programas respaldados por el FMI, el gasto en educación de los países de bajo ingreso aumenta alrededor de ¾ de punto porcentual del PIB, y el gasto en atención de la salud, alrededor de 1 punto porcentual del PIB.

Facilitar el gasto social

El FMI está comprometido a ayudar a proteger o incrementar el gasto social en los programas de reforma que respalda en los países de bajo ingreso. En este sentido, existen numerosos canales a través de los cuales los programas contribuyen a promover el gasto en educación y atención de la salud; entre ellos:

Los resultados llevan a pensar que los programas respaldados por el FMI son compatibles con los esfuerzos de los países por estimular el gasto social crítico para mejorar la situación social. Pero, como han recalcado numerosos estudiosos, igualmente importante será mejorar la focalización y la eficiencia del gasto público a fin de transformarlo en una herramienta más potente para mejorar la vida de los pobres.