La creciente apertura comercial registrada en Latinoamérica durante la última década ha sido acompañada por un cambio considerable de su estructura comercial. Si bien las exportaciones tienen un perfil geográfico más diverso, hay una mayor concentración en los productos.
Este cambio tiene dos características importantes:
- La primera es el creciente papel que juegan las economías emergentes en las relaciones comerciales, especialmente fuera de la región.
- Y la segunda es que las materias primas juegan un papel cada vez más importante en las exportaciones de la región.
Cabe además señalar que, a pesar de los esfuerzos de integración intrarregionales, el nivel de exportaciones entre los países de la región se mantiene prácticamente sin cambios.
Más comercio con otras economías emergentes
En la última década, la proporción de exportaciones hacia economías emergentes aumentó 10 puntos porcentuales, alcanzando un 35 por ciento del total de las exportaciones en 2010 (incluyendo el comercio intrarregional). Si bien se trata de una tendencia común a nivel global, ésta se presenta de forma particularmente acentuada en América Latina.
Las exportaciones destinadas a economías emergentes de Asia, y en particular China, explican la mayor parte de este aumento. Esta creciente dependencia del intercambio comercial con Asia permitió que muchos países de América Latina (particularmente de América del Sur) se recuperaran más rápidamente de la crisis mundial.
Mayor dependencia de materias primas
La proporción de exportaciones de materias primas aumentó del 40 por ciento del total de exportaciones en el 2000 a 52 por ciento en el 2008.
El fuerte aumento del valor de exportaciones se debe no sólo a un incremento de precios, sino también a mayores volúmenes (el volumen de exportaciones totales aumentó un 35 por ciento en el periodo 2000–2010). El aumento de exportaciones está asociado principalmente al nivel creciente de exportaciones de minerales y productos agrícolas, teniendo las exportaciones de combustibles un rol menor.
Esta tendencia presenta retos económicos importantes, tanto si los precios se mantienen, como si se ajustan rápidamente a la baja. En el primer caso, un aumento de esta dependencia podría plantear problemas en términos de crecimiento y desarrollo, por ejemplo debido a fenómenos como la “enfermedad holandesa” y la desindustrialización, aunque la evidencia en este sentido es mayormente inconclusa. En el segundo escenario, la elevada dependencia en las materias primas deja a la región especialmente vulnerable a un cambio en la coyuntura económica en Asia y a una corrección a la baja de los precios mundiales de dichos productos.
La reciente turbulencia en los mercados, en respuesta a la debilidad económica de los países avanzados y la posibilidad de que se materialice otra recesión global, es testigo a la necesidad de estar atentos y preparados para dicho escenario.
Poco dinamismo en el comercio intrarregional
Alrededor de un 20 por ciento del total de exportaciones se dirige a países dentro de la región, nivel superior al observado en otras regiones emergentes. Sin embargo, a pesar de numerosos esfuerzos de integración regional, esta proporción de exportaciones entre los países de América Latina y el Caribe se ha mantenido relativamente constante en la última década.
Esta tendencia contrasta marcadamente con el caso de la región de Asia emergente, cuyo comercio intrarregional aumentó un 40 por ciento desde 2000, principalmente gracias a la creciente apertura de China.