Fomentar el crecimiento económico sostenible en China

26 de marzo de 2024

Distinguidos invitados, damas y caballeros: zao shang hao!

Desearía agradecer a nuestros anfitriones la invitación a participar en este diálogo sobre el desarrollo ininterrumpido de China al inicio de lo que se perfila como un Año del Dragón trascendental para la economía mundial y para el país. 

La economía mundial

A nivel mundial , el año que nos espera exigirá una cuidadosa calibración de la política fiscal y monetaria para poder lograr un aterrizaje suave; es decir, para recortar la inflación manteniendo el crecimiento firmemente instalado en territorio positivo. Muchos bancos centrales afrontan la difícil tarea de decidir cuándo y cuánto rebajar las tasas de interés según los datos que reciban.  Ya no pueden seguir ningún ejemplo porque la desinflación y el crecimiento están procediendo a ritmos divergentes entre un país y otro. 

Será también un año difícil para las autoridades fiscales de la mayoría de los países, que necesitan centrarse en la consolidación para reducir la deuda y recobrar el margen de maniobra, al mismo tiempo que financian las transformaciones verde y digital de la economía nacional.  

Afortunadamente, durante los últimos años la economía mundial ha hecho gala de una resiliencia notable,  gracias sobre todo a la solidez de los fundamentos macroeconómicos de la mayor parte de las economías avanzadas y de mercados emergentes y al vigor del gasto público y privado. Los mercados laborales han conservado el dinamismo y las cadenas de suministro se han normalizado.

Por lo tanto, a pesar del alza de las tasas de interés mundiales, proyectamos un crecimiento superior a 3% para este año y el próximo. Aunque la inflación sigue estando por encima del nivel fijado como meta en muchos países, prevemos que continuará descendiendo. En Asia, el panorama es más matizado, ya que la inflación no avanzó al igual que en otras regiones y está retrocediendo más rápido, lo cual significa que las tasas de interés no subieron tanto.

Ahora bien, a mediano plazo prevemos un crecimiento mundial en torno a 3%, una cifra históricamente floja comparada con el promedio anual de 3,8% durante la década previa a la pandemia de la COVID.  El decaído aumento de la productividad y los elevados niveles de deuda son problemáticos en todos los casos, pero sobre todo en las economías emergentes y en desarrollo.  Además, las tensiones geopolíticas afectan a los flujos de capital y el comercio internacional, motores vitales del crecimiento durante las últimas décadas.

Lo bueno es que las transformaciones verde y digital ofrecen oportunidades para estimular el aumento de la productividad y mejorar los niveles de vida. Las reformas estructurales de gran calado pueden producir un entorno más propicio para promover la iniciativa empresarial, la innovación y la evolución de la economía. 

 

China: Una nueva era de crecimiento de calidad

Al poner la mirada en China, observamos una pujante recuperación posterior a la COVID en 2023, con un crecimiento que superó 5%.

A mediano plazo, China seguirá contribuyendo de forma crucial al crecimiento económico mundial. Aunque el débil aumento de la productividad y el envejecimiento de la población lastran el crecimiento, existen también enormes oportunidades.

China está por enfrentarse a una disyuntiva: apoyarse en políticas que dieron resultado en el pasado o modernizarlas para alcanzar una nueva era de crecimiento de calidad.

Según nuestro análisis, con un programa exhaustivo de reformas de mercado, China podría acelerar notablemente el crecimiento. Me refiero a una expansión de la economía real de 20% durante los próximos 15 años, que en términos actuales equivaldría a añadir USD 3,5 billones a la economía nacional.

¿Cuáles son los componentes de ese programa de reforma?

 

Todo comienza con fundamentos macroeconómicos robustos. Para mí ha sido muy alentador comprobar la dedicación a la solidez de los fundamentos y de las instituciones aquí en China. Décadas de imponente crecimiento han realzado significativamente los niveles de vida e infundido en las políticas amplia maniobrabilidad para encarar las complejidades más apremiantes a corto plazo; entre otras, afianzar progresivamente la sostenibilidad del sector inmobiliario y alejar los riesgos de deuda de los gobiernos locales. Esto es esencial para que la transición hacia una nueva era de crecimiento de calidad esté libre de sobresaltos.  De acuerdo con nuestro análisis, una actuación contundente para reducir las existencias de viviendas inacabadas y propiciar correcciones de mercado en el sector inmobiliario podría no solo agilizar la solución de los problemas del sector, sino también alimentar la confianza de los consumidores y los inversionistas.  

Para experimentar un crecimiento de calidad, será necesario entre otros factores críticos apoyarse más en el consumo interno, lo cual requiere a su vez realzar el poder de gasto de particulares y familias. El sistema de seguridad social de China abarca a más gente que cualquier otro en el mundo entero. Pero aún hay margen para ampliar su alcance e incrementar las prestaciones, como por ejemplo reforzando el sistema de pensiones de manera responsable desde el punto de vista fiscal.

El consumo interno también depende del aumento de los ingresos, y este, a su vez, de la productividad del capital y de la mano de obra.  Mejorar el clima de negocios y colocar a las empresas privadas y estatales en pie de igualdad son reformas que mejorarán la asignación del capital. La inversión en capital humano —educación, formación continua, reciclaje profesional— y una buena atención de la salud incrementarán tanto la productividad de la mano de obra como los ingresos.

Esto reviste especial importancia en un momento en que China busca aprovechar las oportunidades que encierra la eclosión de la inteligencia artificial (IA). Estar preparado para el mundo de la inteligencia artificial ya no es un objetivo para el futuro de un país: es un tema candente. El FMI ha delimitado cuatro ámbitos críticos de cara a la IA; a saber, infraestructura digital, capital humano y mercados laborales, innovación, y regulación y ética. Nuestro análisis muestra que China va a la vanguardia entre las economías emergentes en términos de la preparación para la IA, gracias a la ventaja que significa su avanzada infraestructura digital. Establecer un sólido marco normativo para la inteligencia artificial y afianzar los lazos económicos con otros países innovadores ayudará a China a seguir progresando.

China también tiene un enorme potencial para promover la economía verde. Ya es líder mundial en el campo de las energías renovables y está avanzando a grandes pasos en el de la movilidad verde. Su continuo liderazgo es vital para hacer frente a la crisis climática mundial. Aprovechar el progreso de los últimos años para vender una mayor proporción de electricidad a precios de mercado contribuiría a hacer aún más eficiente la iniciativa de descarbonización de China. Y a eso también contribuiría ampliar el alcance del sistema de comercio de derechos de emisión, a fin de que incluya al sector industrial.

La transformación no será fácil. El notable éxito de China en la senda del desarrollo ha beneficiado enormemente a cientos de millones de personas. Las generaciones más jóvenes, que solo conocen un entorno marcado por tasas de crecimiento excepcionalmente elevadas, están experimentando lo que vivieron muchos otros países cuando la economía madura y el crecimiento se modera.

Pero esta transición de un crecimiento a tasas elevadas a un crecimiento de calidad resuelve la disyuntiva, y China está decidida a actuar en consecuencia.  Como lo reconoce el gobierno, un desarrollo de calidad depende en última instancia de la reforma. Es una empresa a la cual el FMI se asocia resueltamente a través del continuo diálogo sobre las políticas y el aprendizaje mutuo, así como la colaboración frente a problemas mundiales como la fragmentación, el cambio climático y la deuda.

 

Cooperar en beneficio de todos

La cooperación internacional en un mundo interconectado es fundamental para resolver estos problemas, que claramente tienen un impacto desmesurado en los miembros más vulnerables de la comunidad de las naciones. El FMI es el lugar en donde el mundo se da cita para abordar los problemas, y agradecemos los constantes aportes de China a nuestra labor. 

China ha ayudado a reforzar la capacidad financiera del FMI mediante sus contribuciones al instrumento de préstamos concesionales a países de ingreso bajo, nuestro flamante Servicio de Resiliencia y Sostenibilidad, y las iniciativas de fortalecimiento de las capacidades. Su destacado liderazgo contribuyó a forjar el acuerdo para incrementar nuestros recursos permanentes en 50%.

Asimismo, ha desempeñado un papel importante en la búsqueda de una solución al problema de las tensiones causadas por el sobreendeudamiento en las economías emergentes y en desarrollo.  En un momento en que este problema es una realidad presente o inminente para muchos países, hay mucho por hacer entre los acreedores para acelerar el alivio de la deuda, y confiamos en que China continuará participando activamente en esta tarea.

Con el dinamismo, la confianza y la fortuna del dragón —así como un renovado espíritu de cooperación internacional—, China y el mundo podrán hacer frente común ante los problemas de hoy en pos de un futuro más próspero para todos.

¡Gracias! Xiè xie!

Departamento de Comunicaciones del FMI
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