Conclusiones de la XIV Conferencia Regional sobre Centroamérica, Panamá y la República Dominicana

18 de noviembre de 2016

Los presidentes de bancos centrales, ministros de hacienda y superintendentes del sistema financiero de Centroamérica, Panamá y la República Dominicana, y funcionarios del FMI se reunieron en Antigua Guatemala el 17 y 18 de noviembre para analizar las perspectivas económicas de la región y las reformas para promover el crecimiento incluyente. El Presidente Constitucional de Guatemala, Jimmy Morales, y el Subdirector Gerente del FMI, Mitsuhiro Furusawa, inauguraron la conferencia.

La siguiente declaración fue hecha por el Director del Hemisferio Occidental del FMI, Alejandro Werner; el Presidente del Consejo Monetario Centroamericano, Ovidio Reyes Ramírez; el Expresidente del Consejo Centroamericano de Ministros de Finanzas, Wilfredo Cerrato Rodríguez; el Vicepresidente del Consejo Centroamericano de Superintendentes de Bancos, de Seguros y de Otras Instituciones Financieras, José Alejandro Arévalo; y el Presidente en funciones del Banco de Guatemala, y anfitrión de la conferencia, Sergio Recinos.

“El crecimiento mundial continuará siendo moderado, ante la marcada desaceleración del comercio mundial. El rebalanceo de China, la potencial volatilidad financiera y las crecientes amenazas de proteccionismo representan riesgos a la baja en las perspectivas económicas. No obstante, el esperado repunte de la actividad económica de los Estados Unidos en 2017, los precios del petróleo persistentemente bajos y tasas de interés externas todavía favorables apoyarán la economía regional, la cual continuará creciendo a un ritmo mayor que el del resto de Latino América en los años venideros. A pesar de las perspectivas positivas para la región, los participantes coincidieron que es necesario un crecimiento más elevado para seguir avanzando en reducir la pobreza y la desigualdad. Para ello, la región debe fortalecer su resistencia a choques adversos, eliminar los cuellos de botella que obstruyen la inversión y la creación de empleo y ampliar las oportunidades económicas para lograr más rápidamente el progreso social.

“La región ha progresado en reducir vulnerabilidades macroeconómicas y los países han estado creciendo cerca de su potencial. En este contexto, los participantes destacaron que mayor progreso podría requerir: (i) marcos de responsabilidad fiscal más fuertes para reducir la carga de la deuda pública y crear espacio para prioridades sociales y de inversión; (ii) flexibilidad del tipo de cambio para disponer de una mejor defensa contra choques y una política monetaria más activa para enfrentar presiones inflacionarias, especialmente con el desvanecimiento del efecto de bajos precios de petróleo; (iii) sistemas financieros más sólidos a través de la reducción de la dolarización, menor dependencia de la deuda de corto plazo y el fortalecimiento de las redes de seguridad financiera y políticas contra el lavado de dinero. Para expandir la capacidad productiva, la región debe avanzar en la modernización de infraestructura básica, la inversión en capital humano y fortalecer aún más la seguridad y gobernabilidad.

“La inclusión financiera puede ser una poderosa herramienta para fortalecer el crecimiento y reducir la disparidad social. La región ha ampliado el acceso de servicios financieros básicos a clientes de bajos ingresos y las estrategias nacionales en curso contribuirán aún más en esta dirección. Con un mayor acceso financiero, las familias que antes carecían de servicios bancarios ahora podrán estabilizar su consumo e invertir en educación y salud, mientras que las pequeñas empresas serán capaces de invertir en activos físicos y contratar más personal. Para gozar de los beneficios de la inclusión financiera, los esfuerzos regionales deben centrarse en reducir los costos de acceso, mejorar la educación financiera y promover la innovación tecnológica en la red bancaria, sin arriesgar la estabilidad financiera. Los países deben aprovechar las valiosas lecciones que brinda la experiencia internacional.

“Los participantes reconocieron los enormes beneficios de crecimiento derivados de una mayor integración económica dentro de la región y con la economía mundial, y analizaron los riesgos del aumento reciente del sentimiento proteccionista. Al igual que en regiones de rápido crecimiento, mayor integración puede profundizar la penetración de la región en los mercados de exportación, aumentar la participación en las cadenas mundiales de producción y elevar la sofisticación tecnológica de las exportaciones. Aprovechando las iniciativas de integración y tratados de libre comercio previos, los países pueden avanzar hacia la construcción de un mercado regional ampliado a través de reformas que conlleven a una unión aduanera eficiente, a procesos de comercio armonizados, a la reducción de barreras no arancelarias y a la inversión extranjera, y a el establecimiento de reglas de origen que faciliten la producción a través de los países. En resumen, un mercado regional más grande proveerá un ímpetu a las exportaciones, la inversión, y la creación de empleo a lo largo de la región, y la política económica debe enfocarse en distribuir de manera más equitativa estos beneficios.

“El desarrollo de infraestructura puede facilitar la integración económica regional y ayudar a incorporar a los productores de bajo ingreso a la economía. Cerrar las brechas de infraestructura existentes en carreteras, puertos, aeropuertos, energía y aduanas reduciría los costos de logística, alentando a la inversión y las exportaciones y ayudando a reducir la pobreza en la mayoría de países. Dadas las restricciones fiscales, la inversión privada en infraestructura es esencial, y marcos sólidos de alianzas público-privadas asegurarán proyectos de alta calidad y evitarán riegos al presupuesto. Desde una perspectiva fiscal, los países necesitan modernizar sus marcos de gestión de inversión pública para mejorar la selección de proyectos basados en criterios económicos y sociales, fortalecer la gobernabilidad de las obras públicas y asegurar el mantenimiento de largo plazo de los proyectos, sin arriesgar la sostenibilidad fiscal. Los participantes destacaron que la reducción de las brechas de infraestructura con respecto a las economías emergentes, que están creciendo a un ritmo mayor que la región, requerirá mayores ingresos fiscales o el reacomodo del gasto para crear espacio para la inversión pública.

Los participantes destacaron la importancia del dialogo de política entre la región y el FMI, y agradecieron el respaldo que el FMI ha brindado. También agradecieron a las autoridades guatemaltecas por su hospitalidad y apoyo para el éxito de la conferencia, y a las autoridades

hondureñas por ofrecerse a ser los anfitriones de la próxima conferencia.”

Departamento de Comunicaciones del FMI
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