Aprovechar una oportunidad que no se repetirá pronto, Intervención de Christine Lagarde, Directora Gerente del Fondo Monetario Internacional

8 de julio de 2015

Intervención de Christine Lagarde, Directora Gerente del Fondo Monetario Internacional
The Brookings Institution, Washington D.C.
8 de julio de 2015

Introducción

Buenas tardes. Es un placer encontrarme hoy con ustedes y aprovechar esta ocasión para hablar del programa de desarrollo posterior a 2015.

Gracias, Kemal, por su gentil presentación. Mi agradecimiento también a Brookings, nuestro anfitrión. Es un placer estar junto a Nancy Birdsall del Center for Global Development, Michael Elliot de ONE Campaign y Homi Kharas de Brookings.

La semana próxima, muchos de los presentes viajaremos a Adis Abeba para asistir a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Financiamiento para el Desarrollo. Como saben, esta es la primera de tres grandes conferencias sobre el desarrollo mundial programadas para este año. En septiembre, habrá una conferencia sobre los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible en Nueva York. Y el cambio climático será el tema que se abordará en diciembre en París.

El mes pasado pronuncié un discurso titulado “El impulso a los pequeños botes”, un tema que querría retomar y profundizar hoy. En ese discurso manifesté el convencimiento de que, juntas, estas tres conferencias representan una oportunidad para el desarrollo mundial que no se dará hasta la próxima generación. Las decisiones que tomemos en este año clave resonarán durante décadas. Para no andar con rodeos: esta oportunidad no se repetirá pronto.

Según un proverbio africano, cuando cambia la música, cambia la danza. Este año nos ofrece una oportunidad para adoptar un nuevo enfoque —para cambiar la música— y encauzar firmemente todos los países por la senda del crecimiento incluyente sostenible.

Para aprovechar esta oportunidad, debemos analizar con cuidado los próximos pasos, y tenemos que actuar. Con ese ánimo, desearía centrarme en tres temas:

  • 1. El cambiante panorama del desarrollo mundial.
  • 2. Las medidas que deben tomar los países en desarrollo para respaldar el crecimiento sostenible.
  • 3. La contribución de la comunidad internacional, incluido el FMI.

1. El cambiante panorama del desarrollo mundial

Primero, el panorama del desarrollo. ¿En qué medida han cambiado las circunstancias desde la adopción de los Objetivos de Desarrollo del Milenio hace 15 años? ¿Y qué tendencias han surgido que influirán en los próximos 15?

Para mí, hay tres tendencias que se destacan, y las tres comienzan con “v”: velocidad, variabilidad y volatilidad.

a. La primera es la “velocidad”. En el curso de los últimos 15 años, la mayoría de los mercados emergentes de importancia sistémica han prosperado. Muchos países en desarrollo están más integrados a la economía mundial. En consecuencia, ha habido una rápida expansión del crecimiento, el comercio y los flujos de capitales.

Desde 2009, por ejemplo, el PIB y el comercio internacional de los países en desarrollo han crecido a tasas promedio anuales de 10%. Desde principios de la década de 2000, los flujos de capitales destinados a las economías en desarrollo han aumentado más del triple.

b. Esta expansión económica es un factor positivo. Pero el lado negativo es que no ha estado distribuida equitativamente. Eso es lo que llamo “variabilidad”. Las economías con mejor desempeño —a menudo cimentado en políticas nacionales sólidas— han podido avanzar. Lamentablemente, las más pobres y más frágiles se han quedado rezagadas. De hecho, en los últimos 15 años, el PIB per cápita real de los países de bajo ingreso no frágiles se ha incrementado casi 70%. En los países frágiles, ha aumentado menos de 15%.

Otra dimensión importante de la “variabilidad” es, naturalmente, el elevado grado de desigualdad del ingreso dentro de los países, aun si la desigualdad entre los países se ha atenuado en las últimas décadas, en términos generales.
c. La tercera “v” es la “volatilidad”. Al igual que la Gran Recesión, los conflictos y las catástrofes naturales han hecho perder terreno a muchos países. El cambio climático representa un problema creciente, que afecta con especial dureza a los países pobres. Desde 1990, por ejemplo, casi tres cuartas partes de las catástrofes naturales han ocurrido en países en desarrollo. Debido a su ubicación y su dependencia de la agricultura, los países más pobres pueden resultar especialmente vulnerables.

Otro elemento con implicaciones para la volatilidad son los factores demográficos. Los países cuya población está envejeciendo afrontan coeficientes de dependencia cada vez mayores que podrían someter a presión las finanzas públicas y enfriar el crecimiento. Otros —especialmente los de África subsahariana— podrían obtener un “dividendo demográfico” si lograran aprovechar el potencial de una fuerza laboral en expansión.

Así que tenemos tres tendencias: velocidad, variabilidad y volatilidad. Algunos botes han aumentado de velocidad, y a otros les cuesta avanzar; todos se enfrentan a la amenaza de tormentas y de las aguas desconocidas en las que se adentran. Cada tendencia encierra importantes implicaciones para el desarrollo mundial. Para decidir con acierto en 2015, es necesario tenerlas en cuenta.

Para decidir con acierto en 2015 también es necesario el compromiso de todos los socios. Esto me lleva al segundo tema que quería abordar: el papel de los propios países en desarrollo.

2. El importante papel de las políticas internas como sostén del crecimiento sostenible
a. Si pensamos en los últimos 15 años, vemos que los países en desarrollo que más progresaron fueron en general los que tomaron las riendas de su propio desarrollo. ¿A qué me refiero?
b. Viniendo del FMI, lo que estoy por decir no le va a sorprender a nadie: la estabilidad macroeconómica es necesaria para el crecimiento sostenible. Eso requiere mantener la inflación a un nivel moderado y la deuda pública a un nivel sostenible. También significa implementar políticas que contribuyan a la capacidad de resistencia de cara a shocks externos.

Pensemos en África subsahariana: la región dio muestras de una notable capacidad de resistencia ante la crisis financiera internacional. De hecho, casi dos tercios de los países subsaharianos han registrado 10 años o más de crecimiento ininterrumpido. La prudencia de sus políticas surtió efecto. Obviamente, las políticas macroeconómicas sólida seguirán teniendo una importancia primordial, especialmente ante los nuevos retos y riesgos que afronte la región.

Esa es la razón por la cual el FMI hace tanto hincapié en la dimensión macroeconómica. Porque la estabilidad ayuda a la gente a progresar y porque la inestabilidad castiga a los pobres y los desprotegidos. Una inflación elevada, por ejemplo, es regresiva. Y la inestabilidad es lo más tóxico para la inversión privada de envergadura, impulsora del crecimiento a lo largo del tiempo.

Una base estable —un casco hermético y una quilla balanceada— es indispensable para poder levantar el mástil, izar la vela y trazar el curso hacia el crecimiento incluyente y sostenible.
c. ¿Cuáles son las prioridades?

- Movilizar la recaudación es algo imperativo. En alrededor de la mitad de los países en desarrollo, los coeficientes de tributación son de menos de 15% del PIB, en comparación con un promedio de 34% en los países de la OCDE. La situación es aun peor en algunos Estados frágiles. Es posible cambiarla instituyendo sistemas tributarios que sean simples, generalizados y equitativos.

Un estudio reciente del FMI analizó 126 países de ingreso bajo y mediano entre 1993 y 2013, y determinó que los programas respaldados por el FMI con condicionalidad vinculada a la recaudación ayudaron a los países que los aplicaron a incrementar el ingreso tributario en 1 punto porcentual del PIB al año de instituido el programa. Al cabo de tres años seguidos del programa, el ingreso tributario había aumentado 3½ puntos porcentuales del PIB. ¿En qué radica la importancia de este aspecto? En que ese ingreso tributario extra puede reencauzarse para atender las necesidades de desarrollo.

- De hecho, ese factor es clave: una vez que se aumentan los fondos recaudados, hay que gastarlos con eficiencia y eficacia en respaldo del crecimiento incluyente. La solidez de las instituciones fiscales y de la gestión financiera pública es esencial. Como muestran otros estudios del FMI, una inversión pública bien administrada es fundamental para mejorar la infraestructura y respaldar un crecimiento incluyente.

Lamentablemente, hemos comprobado que alrededor de 30% de los beneficios potenciales de la inversión pública se pierden debido a ineficiencias de los procesos que la acompañan. Si un país que ocupa el cuartil de eficiencia más bajo pudiera colocarse en el más alto, duplicaría la rentabilidad económica de la inversión.

- Por ende, la movilización eficiente de la recaudación es fundamental. Otra prioridad consiste en desarrollar el sector financiero de una manera que respalde el crecimiento y ataque la pobreza. Según las estimaciones de nuestro personal técnico, la tasa de crecimiento anual de las economías en desarrollo con sectores bancarios más liberalizados supera en alrededor de 1 punto porcentual la de las economías con sectores bancarios menos liberalizados. Sabemos también que el porcentaje de gente que vive con menos de 1 o 2 dólares por día puede disminuir con más rapidez si aumenta el nivel de desarrollo financiero.

Los gobiernos pueden desempeñar un papel integral fijando temprano las reglas de juego: aplicando supervisión, protegiendo los derechos legales y reforzando la infraestructura financiera. Al mejorar el clima empresarial de esta manera es más fácil atraer fondos e inversión privada, tanto de dentro como de fuera del país.

- Naturalmente, también es fundamental compartir los frutos del crecimiento, promoviendo la inclusión económica y la sostenibilidad ambiental. Esto incluye brindar acceso al financiamiento, fortalecer la protección social y empoderar a las mujeres y las niñas, tema este que reviste para mí un interés especial.

Según las estimaciones, si la mujer participara en la fuerza laboral tanto como el hombre, el ingreso per cápita subiría 27% en Oriente Medio y Norte de África, 23% en el sur de Asia, 17% en América Latina, 15% en el este de Asia, 14% en Europa y Asia central, y 12% en África subsahariana. Es decir, empoderar a la mujer produciría un cambio económico radical.

A nivel más general, los estudios del FMI muestran que un aumento de la participación del 20% más bajo de la población en el ingreso está asociado a un mayor crecimiento del PIB. También hemos comprobado que un aumento de la desigualdad equivalente a un punto en el índice de Gini está asociado a un aumento de 6 puntos porcentuales del riesgo de que un episodio de crecimiento toque a su fin en el curso de un año. De modo que un crecimiento más incluyente es también más alto y más duradero. En otras palabras, la equidad es buena también en términos económicos.

¿Qué conclusión podemos sacar? Implementando políticas que sean conducentes a un crecimiento sostenible, los países en desarrollo pueden contribuir mucho a apuntalar su propio desarrollo. Pero no pueden hacerlo solos. La comunidad internacional también debe jugar un papel crítico, colaborando directamente con los propios países en desarrollo.

3. El papel de la comunidad internacional —incluido el FMI— en el desarrollo

Esto me llevar al tercer y último tema: en el mundo interconectado de hoy, nos cabe una responsabilidad común por nuestro destino común.

¿Qué pueden hacer los socios internacionales para crear un ambiente más conducente al desarrollo sostenible e incluyente? En otras palabras, como he planteado en otra ocasión, ¿cómo hacer para levantar los “botes pequeños”?

El reto es multidimensional. Va desde la cooperación para combatir la evasión impositiva hasta construir un sistema de comercio multilateral aún más fuerte. Incluye elevar los niveles de ayuda en los países ricos y abaratar las transferencias en los países pobres. Y exige compromiso entre los socios.

a. Hay algo que quiero recalcar: esos socios no son solamente los gobiernos. Existe un papel crucial que les toca a los agentes no públicos, como las organizaciones de la sociedad civil que aportan puntos de vista y conocimientos exclusivos. Junto con otras nuevas redes de influencia, la sociedad civil desempeña un papel fundamental en lo que he dado en llamar el “nuevo multilateralismo”. Esa es la razón por la cual siempre me preocupo por escuchar a la sociedad civil y por la cual aliento al personal técnico del FMI a hacer lo propio.

b. El FMI —que está integrado por casi todos los países del mundo y tiene por mandato promover el crecimiento y la estabilidad económica— también ha manifestado su compromiso como socio para el desarrollo. En este año crucial —y en vísperas de la conferencia de Adis—, hemos intentado determinar en qué ámbitos un respaldo adicional rendiría mucho. ¿A qué me refiero?

Primero y principal, en el asesoramiento en materia de políticas y el fortalecimiento de las capacidades, parte del núcleo de nuestro mandato, intensificaremos la actividad en varios ámbitos:

  • Ayudaremos a más países a movilizar recursos internos y luego reencaminarlos para atacar la pobreza e impulsar un crecimiento sostenible. Tenemos previsto asignar más recursos a esta tarea, que ya representa una quinta parte de las actividades de fortalecimiento de las capacidades que realiza el FMI. Por ejemplo, el FMI se esforzará por integrar más a los países en desarrollo en el debate sobre la tributación internacional, velando por que las nuevas reglas tributarias respondan a sus inquietudes. Asimismo, ampliaremos nuestro respaldo para incrementar la eficiencia de gasto público; entre otras cosas, eliminando subsidios no focalizados, tales como los subsidios energéticos que benefician principalmente a los más pudientes al tiempo que dañan el medio ambiente.
  • Brindaremos respaldo a los países que buscan invertir en infraestructura y desarrollar así sus economías. En particular, recurriremos a una variedad de herramientas para evaluar la capacidad de gestión de la inversión pública, determinando en qué ámbitos se necesita asistencia técnica para fortalecer las instituciones nacionales. Luego, resumiremos esas evaluaciones en los informes sobre las consultas del Artículo IV y las publicaremos en un sitio web para difundir esos conocimientos.
  • Asimismo, profundizaremos la interacción con los países sobre temas de creciente interés, como la igualdad, la inclusión y el cambio climático. Como parte de este objetivo, ampliaremos la labor analítica sobre la desigualdad, la disparidad entre los sexos, el empleo y la inclusión financiera, y aplicaremos las conclusiones que de ella surjan a nuestra labor operacional. Prevemos que a mediano plazo las diversas facetas de la inclusión serán un componente cada vez más regular de nuestra labor operacional.

Somos plenamente conscientes de los retos que enfrentan los Estados frágiles y afectados por conflictos, en los cuales el desarrollo va a la zaga y, en muchos casos, encuentra una cuna el terrorismo. Sabemos que para lograr resultados en los Estados frágiles el camino que hay que comprometerse a recorrer es largo —la ardua labor de reconstruir las principales instituciones económicas, los inevitables reveses—, pero es a lo que estamos comprometidos, y no cejaremos.

Además del asesoramiento en materia de políticas y el fortalecimiento de las capacidades, me complace anunciar varios cambios en nuestros mecanismos de financiamiento para países en desarrollo, que nuestro Directorio Ejecutivo aprobó hace apenas unos días:

  • Primero, para proteger mejor los países de los shocks externos, ampliaremos en 50% el acceso a todos los mecanismos de crédito concesionario.
  • Segundo, concentraremos nuestros recursos concesionarios aún más en los países más pobres y vulnerables.
  • Tercero, mantendremos la tasa de interés de los préstamos del Servicio de Crédito Rápido —los préstamos a los Estados frágiles y a los países golpeados por catástrofes naturales— en cero a más largo plazo.

Los préstamos del FMI constituyen una red de protección importante para los países que enfrentan desequilibrios de pagos externos: la red de protección reforzada brindará un nivel de apoyo adicional a los países con ambiciones de desarrollo.

Con estos pasos concretos, el FMI pretende crear un ambiente más propicio para que los países en desarrollo puedan progresar. Contribuiremos lo que nos corresponde.

Cierre

Otro proverbio africano dice: “si quieres ir rápido, ve solo; si quieres ir lejos, ve acompañado”.

Este año nos ofrece una oportunidad para el desarrollo mundial que no se repetirá pronto. La única manera de aprovecharla es como socios. Para ir lejos, debemos ir acompañados.

Gracias.

DEPARTAMENTO DE COMUNICACIONES DEL FMI

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