Discurso de apertura pronunciado por Agustín Carstens, Subdirector Gerente, FMI

19 de mayo de 2005

Discurso de apertura pronunciado por
Agustín Carstens

Subdirector Gerente, Fondo Monetario Internacional
Seminario del FMI para legisladores de América Central
San José, Costa Rica
19 y 20 de mayo de 2005

1. Gracias, Sr. Gronlie, por tan amable presentación. Es un placer estar aquí en San José y, junto con el Sr. Gronlie, darles a todos ustedes la bienvenida a este seminario. Antes que nada me gustaría agradecer a las autoridades costarricenses por abrirnos las puertas de su país para la realización de este importante encuentro y por brindarnos su cálida hospitalidad.

Afianzamiento de las relaciones con los países miembros

2. El FMI ha venido trabajando ya por mucho tiempo con los legisladores de los países miembros, tanto en reuniones en nuestra sede en Washington como en las capitales de los países. Últimamente nos hemos esforzado por ampliar nuestras consultas y el diálogo con los parlamentarios, y este seminario es un ejemplo de ello. Su presencia aquí refleja el importante papel que desempeñan en sus respectivos países. Los legisladores desempeñan funciones clave en la aprobación y supervisión de los presupuestos nacionales y en la elaboración y adopción de leyes para las reformas económicas. Por tanto, para poder brindar el mejor asesoramiento y asistencia a sus países, es importante que el FMI conozca sus opiniones sobre temas afines al mandato encomendado a la institución.

3. Nuestros esfuerzos de acercamiento, en este caso a legisladores, también reflejan la mayor relevancia que le estamos dando a reforzar el sentimiento de propiedad de los programas de política económica por los países mismos. En el caso concreto de las naciones de bajo ingreso, las estrategias para reducir la pobreza tienen que ser concebidas por los propios países, basándose en un consenso amplio de los distintos segmentos de la sociedad. Como representantes del pueblo, los legisladores desempeñan una función importante en la formulación de estas estrategias y en la generación del consenso para las reformas. El mantener relaciones sólidas y constructivas con las autoridades, legisladores y otras partes interesadas nos permite adaptar nuestra asesoría y asistencia a las necesidades más apremiantes de los países.

4. Por otro lado, este tipo de eventos son excelentes oportunidades para que los legisladores se familiaricen más con el FMI. Estamos convencidos de que nuestra interacción con los países puede ser más eficaz si se fomenta un mayor conocimiento de los fines y las responsabilidades particulares del FMI. En tal sentido, como quizá ya lo sepan, el FMI no es banco de desarrollo, y no concedemos préstamos para ese fin. Nuestra misión más bien se centra en promover y mantener la estabilidad macroeconómica y financiera, tanto en cada país como a escala internacional. Esto no significa que no nos interese el desarrollo y crecimiento económico de los países. Todo lo contrario. El Fondo opera bajo la convicción de que la estabilidad macroeconómica es una condición necesaria para alcanzar esos fines más altos. Los esfuerzos que desplegamos pueden dividirse en tres tipos de actividades.

5. Supervisión. Como parte del proceso de supervisión, cada país participa en una consulta regular con el FMI (por lo general una vez al año), durante la cual el personal de la institución y las autoridades nacionales analizan las políticas económicas y financieras del país. Posteriormente, el personal elabora un informe que se presenta al Directorio Ejecutivo—compuesto de 24 directores que representan a los países miembros—para debate y comentarios. Esta oportunidad de que la economía y las políticas de cada país se sometan a un examen periódico por parte de sus pares, y de que se detecten deficiencias y posibles mejoras, es una ventaja importante del proceso de supervisión. En vista del aumento de la integración económica regional en diferentes partes del mundo, la supervisión también se realiza a esa escala.

6. Financiamiento. El FMI ofrece financiamiento provisional a los países para ayudarlos a corregir problemas transitorios de balanza de pagos. Los países más pobres también tienen acceso a financiamiento a más largo plazo y en condiciones concesionarias, en este caso para atender problemas estructurales de balanza de pagos con frecuencia asociados con un sobreendeudamiento externo. El financiamiento del FMI suele canalizarse en el marco de programas de ajuste orientados a corregir los problemas subyacentes de la economía de un país. El objetivo es ayudar al país a superar las dificultades mediante un fortalecimiento de la economía, y reducir la probabilidad de que reaparezcan los problemas financieros.

7. Asistencia técnica. Muchos países carecen de la capacidad y los conocimientos adecuados para formular y aplicar políticas económicas sólidas. Ante tal situación, el FMI brinda a dichos países asesoramiento y asistencia técnica, sobre todo en el ámbito del diseño de las políticas macroeconómicas y financieras. La asistencia puede abarcar temas que van desde la supervisión bancaria y la administración tributaria y de aduanas hasta los sistemas estadísticos nacionales.

8. Todas las actividades del FMI están guiadas por un principio inmutable: atender de la mejor manera posible las necesidades de nuestros países miembros y ayudarlos a enfrentar sus desafíos económicos. Y si bien muchos pueden aseverar que el FMI realiza su trabajo aplicando un método genérico a todos los casos, la verdad es que nuestras recomendaciones en materia de política económica no se basan en una sola fórmula. Cada país tiene sus propias circunstancias y necesidades, y el asesoramiento del FMI tiene en cuenta todos esos factores. Por otro lado, nuestra fortaleza y ventaja comparativa como institución se deriva de nuestro diverso y amplio grupo de 184 países miembros, que nos permiten aprovechar las experiencias de las distintas economías para evaluar las políticas que podrían o no ser indicadas en determinadas circunstancias.

Un sólido marco de política económica para América Central

9. En el caso de América Central, el FMI sigue trabajando estrechamente con los gobiernos en busca de economías sólidas, caracterizadas por un crecimiento acelerado y sostenible. Al respecto, me complace señalar que en los últimos 10 años se han logrado avances no despreciables. Gracias a un aumento de la inversión extranjera directa y una mayor diversificación de las exportaciones, en los años noventa el crecimiento regional se situó en un nivel relativamente vigoroso de alrededor del 4,5% anual. Al mismo tiempo, se registró un progreso notable en el control de la inflación, que se ha reducido a menos de dos dígitos. La apertura comercial y financiera también aumentó apreciablemente durante este período. El trasfondo de estos avances es la estabilización de las economías de la región, lo cual es motivo de satisfacción y aliento. Y es que las economías estables son la base para incrementar las oportunidades de inversión y crecimiento, ambos ingredientes clave para impulsar aún más el progreso económico, la creación de empleos y la reducción de la pobreza.

10. Estos avances son una base propicia para llevar las reformas económicas a su siguiente etapa. Los desafíos que se avecinan son considerables. Sin duda, en la mayoría de los países de la región persiste una pobreza generalizada. La debilidad institucional y las dificultades políticas continúan obstaculizando el progreso económico y social. Los beneficios que podría brindar el comercio regional aún no se han hecho realidad porque el marco de cooperación e integración regional no está suficientemente desarrollado. La atención de estos problemas ofrecería a las economías centroamericanas un margen más amplio para explotar plenamente su gran potencial de crecimiento.

11. Precisamente en las sesiones de esta tarde y de mañana se analizarán en detalle las principales reformas y los retos económicos a los que se enfrenta América Central. Por el momento, permítanme resaltar algunos de los aspectos que consideramos prioritarios para la región, teniendo en cuenta la historia que comparten los respectivos países entre sí, sus afinidades socioculturales y la creciente integración.

12. Primero, sería importante reforzar la colaboración regional. Para poder competir con éxito en la economía mundial, los países centroamericanos podrían estrechar los lazos de cooperación. De esa manera estarían en capacidad de aprovechar al máximo los beneficios de la integración económica y al mismo tiempo reducir los riesgos. Se necesita mayor coordinación especialmente en el campo de la supervisión bancaria, la administración y la política tributaria, y los grandes proyectos de inversión pública. El Tratado de Libre Comercio entre la República Dominicana, Centroamérica y Estados Unidos, conocido con las siglas CAFTA-RD, seguramente entrañará considerables ventajas, y con justa razón la región tiene grandes expectativas al respecto. En este sentido, será deseable la aceleración del proceso de ratificación legislativa, pendiente todavía en algunos países, incluyendo a los Estados Unidos.

13. Segundo, se debería seguir adelante con la reforma fiscal. La mayoría de los países centroamericanos ha experimentado un aumento de la relación deuda/PIB durante los últimos 10 años, por lo que en el futuro tendrán una importancia crítica las políticas que permitan reencauzar la dinámica de endeudamiento. Queda mucho por hacer para robustecer la recaudación tributaria y sanear los presupuestos, de tal forma que a la vez se puedan enfrentar las necesidades de inversión en infraestructura, capital humano y apoyo a los pobres.

14. Tercero, habría que fortalecer más los sistemas financieros de la región. Las reformas bancarias que han emprendido los distintos países ya han contribuido en este sentido y los sistemas son ahora más resistentes a las perturbaciones externas. Esas reformas deben continuar para que pueda revitalizarse el crédito bajo estrictas normas prudenciales y de supervisión. Además, es urgente una coordinación regional más estrecha de la supervisión financiera, que pueda avanzar a la par de la creciente integración financiera entre las economías centroamericanas.

15. Cuarto, es deseable mejorar el clima general de inversión y de negocios. La región es muy consciente de la necesidad de crear un ambiente más propicio para la actividad empresarial y atraer la inversión extranjera directa, entre otras cosas para maximizar los beneficios potenciales del CAFTA-RD. Por tanto, sería conveniente evaluar más a fondo los obstáculos al quehacer empresarial; seguir modernizando la infraestructura, alentando en este campo la participación del sector privado; afianzar el Estado de Derecho; y aligerar el costo y la carga regulatoria que enfrentan las empresas. En vista de la competencia entre los países por la inversión extranjera directa, sería también importante que los gobiernos regionales coordinaran sus respectivos incentivos fiscales para captarla, evitando así el debilitamiento de la situación fiscal de todos y cada uno de los países.

16. Quinto, se necesitan mejoras en cuanto a transparencia y gobernabilidad. Este es un reto de magnitud no solo para los países de la región sino también para muchos otros del mundo entero. La transparencia en la función de gobierno y la lucha contra la corrupción son prioridades máximas si se desea mejorar el ambiente de negocios e inversión. También son factores clave para que la ciudadanía siga prestando su apoyo a las reformas y las políticas del Estado. Por lo tanto, la meta de erradicar la corrupción debe ser un elemento central dentro de la totalidad de las reformas que vayan a llevarse a la práctica.

17. Como podrán observar, el programa de reforma para América Central es significativo. Lo alentador es que han venido creciendo en toda la región el respaldo y el consenso a favor de principios económicos fundamentales, como la disciplina macroeconómica y la baja inflación. Lo que habrá que hacer ahora es seguir desarrollando ese respaldo y ese consenso como base para poder alcanzar una masa crítica de reformas, estabilidad y crecimiento en los próximos años, que a su vez redunden en mayor empleo, abatimiento de la pobreza y, en general, un aumento significativo del bienestar de la población. Esto también permitiría a los países hacer avances significativos en el camino del cumplimiento de las Objetivos de Desarrollo del Milenio.

18. No querría concluir sin reiterarles la bienvenida al seminario y agradecerles su interés y su asistencia. Los organizadores han preparado un programa excelente y estoy seguro de que las presentaciones les resultarán útiles e informativas. Todos esperamos también su participación en un libre intercambio de ideas y opiniones estos dos días, confiando en que podremos aprender a trabajar mejor como socios, mejorar nuestras respectivas políticas e interactuar de manera más constructiva.







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