Comunicado de prensa: El Director Gerente del FMI aplaude el décimo aniversario del euro y llama a la reforma para consolidar su éxito

15 de mayo de 2008

Comunicado de Prensa No. 08/112 (S)
15 de mayo de 2008

Dominique Strauss-Kahn, Director Gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), aplaudió la estabilidad económica que el euro promovió en su primera década de vida, pero a la vez llamó a la reforma económica para consolidar su éxito en las décadas venideras e instó a Europa a realzar su voz en el ámbito político.

En una intervención en el día de la fecha ante el Foro Económico de Bruselas 2008, Strauss-Kahn declaró que el euro había aportado considerables beneficios a la población europea, facilitando los desplazamientos y las transacciones comerciales, reduciendo y estabilizando en general las expectativas de inflación, recortando el desempleo, y aminorando la vulnerabilidad frente a las crisis financieras. "Diez años después de nacer, la zona del euro es un club que sigue atrayendo interesados. Ese es quizás el indicio más concluyente de su éxito ininterrumpido y de sus perspectivas alentadoras", puntualizó.

Pero el euro aún no se ha visto sometido a prueba en condiciones muy adversas. "Las crisis monetarias son cosa del pasado en la zona del euro, pero la disciplina que los mercados de bonos y de cambio solían imponerle a cada país también se ha desvanecido en gran medida. El Pacto de Estabilidad y Crecimiento es apenas un sucedáneo imperfecto", manifestó Strauss-Kahn, acotando que la ausencia de un mecanismo que infunda disciplina en el mercado también significa que los problemas de competitividad y los booms de precios de los activos pueden tener períodos de gestación más prolongados. Además, advirtió que la integración financiera posiblemente también haya exacerbado los riesgos en el sector.

Con todo, la zona del euro puede hacer frente a estos retos adoptando políticas adecuadas. Strauss-Kahn dijo que en el plano nacional los países pueden adaptar las políticas fiscales para contener la deuda y el déficit público sin desatender las necesidades planteadas por el envejecimiento de la población, emprendiendo reformas que multipliquen los incentivos para trabajar en el sector privado. "A nivel de la zona del euro y de la Unión Europea, la contracara de los mercados financieros integrados deben ser mecanismos integrados de estabilidad financiera. Hay que afinar los instrumentos de solución de crisis, aprovechando también la experiencia de los últimos meses", apuntó.

Las reformas que Europa ponga en marcha para corregir el problema de incrementar la productividad, por su parte, tendrán que extenderse tanto al mercado del trabajo como al de los productos: en aquel, habrá que centrarse en forjar condiciones para crear puestos de trabajo, en lugar de proteger los que ya existen; en este, habrá que abrir las industrias de servicios a la competencia como ya lo hicieron las industrias que producen bienes manufacturados comerciables.

En los años venideros, el euro se beneficiaría también de una voz política más fuerte. "La esperanza de que el euro le trajera poder político a Europa se ha visto defraudada. Aunque el Banco Central Europeo es hoy una presencia establecida en varios foros internacionales, los Estados miembros de la zona del euro aún no han avanzado tanto hacia la meta de formular y expresar una postura común sobre temas macroeconómicos más amplios. La consecuencia es que los retos económicos de la zona del euro no reciben la atención que merecen a nivel mundial. Por ejemplo, el régimen cambiario del renminbi se trata como una cuestión bilateral entre Estados Unidos y China, pese a que reviste tanta importancia para la zona del euro como para Estados Unidos", subrayó.

Frente a esta situación, Europa ya cuenta con instituciones muy eficaces, como la Comisión, el Parlamento y el Banco Central Europeo, precisó Strauss-Kahn, acotando: "Mi deseo es que el eurogrupo se afiance y asuma un papel más activo, tanto en coordinar las políticas macroeconómicas y las reformas estructurales dentro de la zona del euro como en transmitirle al resto del mundo una perspectiva propia. Eso exige de sus miembros una voluntad más firme que la que han demostrado últimamente para poner los objetivos y las instituciones de Europa por encima de las prioridades nacionales".

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